Me encantan las clases de arte, porque sacaron a la superficie sentimientos que yo llevaba ocultos y me dejaron con una bella felicidad interior. Me acuerdo que un día me sentía sumamente frustrada, como si nada fuera como debería ser, y entonces comencé la clase utilizando colores agresivos, y luego, estando simplemente con otras mujeres en un ambiente seguro y amistoso, vi cómo mis colores se transformaban en cosas bellas como flores. No podía creer lo que estaba viendo.